lunes, diciembre 01, 2008

La mujer sin rostro…


Aceptando reliquias de  besos, compraste con detalles mis intenciones y aderezos. Fuiste implacable, de acero y concreto aunque me hiciste creer que estuviste al asecho, Fuiste honesta hasta que te pedí los verdaderos hechos y fue ahí donde me demostraste que yo no soy lo que necesitas a tu pecho.

No te niego que a tu lado me sentí un gran guerrero, con armadura inmaculada y hasta un poco más fiero, pero combatir tus demonios, sombras y raros deseos, me dejo exhausto y sin aliento. No hubo mejor herramienta para oxidar mi armadura que tu mirada sin pupila y no hay peor estacazo que tu voz con rechazo.

Después de haber forjado un castillo en donde tú eras la doncella, mi dulce heroína, Me vi en guerra destruyendo mi escudo y hoja para defenderme de tus espejismos, con cada flora de mis versos creaste un ladrillo, haciendo poco a poco una torre sin motivo.

Acabado en el suelo con la lluvia de tus acertijos, me di cuenta que te veía por la única salida que habías construido, una ventana descuadrada poco visible, con un rostro sin mirada, una boca no marcada y un par rasgos que a simple vista faltaban.

¿Cómo un caballero de armadura brillante pudo enamorarse de un maniquí con vestido?

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