El rey David era muy anciano y se sentía siempre helado hasta los huesos. Y sus criados pensaron, encontremos una virgen joven y bella para que cuide de él, para tenderse a su lado y mantenerle el cuerpo caliente. Es tan viejo, ¿qué problema podría haber?Buscaron por todas partes y finalmente encontraron una bella joven llamada Abisag. Ella se comprometió a mantener a David caliente y comodo.
Todas las mañanas Abisag le traía su medicina de hierbas y conversaba con él mientras él bebía. Luego, la joven le masajeaba el cuerpo con salvia, asegurándose de tocar todos los puntos especiales de placer. Comenzaba por el cuello, y luego le frotaba los hombros hasta que estuviese relajado. Seguía con la espalda y las nalgas, y deslizaba sus dedos lubricados a lo largo de su hendidura y le acariciaba lentamente los huevos. Luego seguía por las piernas y los pies y entonces lo hacía volverse.
Volvía a empezar desde el pecho, bajando por el estómago y luego lo excitaba moviendo tranquilamente la mano sobre su órgano real hasta que detectaba un pequeño movimiento. Entonces dejaba caer su pelo largo sobre su virilidad real y fláccida y le hacía cosquillas hasta que él se estremecía de placer.
A veces, por las mañanas, pedía que trajeran humus con pan de pita. Él adoraba el humus y ella solía untarse los pezones con la crema y se le acercaba para que él lamiera el placentero bien de sus pechos voluptuosos, haciendo restañar los labios de placer.
David era feliz con Abisag. A pesar de que era muy viejo y sabía bien que no le quedaba mucho por vivir, estaba contento. Finalmente sentía calor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario